Abierto × Fiesta, que fantástica, fantástica esta fiesta, qué fantástica fantástica esta fiesta, esta fiesta CON AMIGOS Y SIN TI × Torre de Ravenclaw.
Tras pasarse por el Gran Comedor en el momento que se anunció al ganador de la copa de las casas Atsuki se fue sonriente a buscar a Marina en el baño de niñas con la idea de cambiar sus planes nocturnos por unos más...sociables. Le explicó tan resumidamente como quien no se presenció la velada, que Ravenclaw había ganado la copa de las casas y que era buen momento para festejar. —Tú puedes ir por la comida. Tal vez encargar algo a los elfos, tienes mejor tino para eso que yo, linda— Le guiñó el ojo, besó su frente y luego de despedirla, encendió un cigarrillo y regresó a la torre a paso lento, fumando con una tranquilidad poco propia de un asmático. Esperaba que sus compañeros, profesores o su mentor (Ryo Black ) corrieran hasta la torre inmediatamente luego del anuncio porque lo que es él, no podría correr y anhela poder la sala común para aquellos que se empeñaron en obtener tal logro -porque lo que es él, nunca se esforzó tanto para eso- y brindarles una noche amena.
Al llegar a la sala común, su querido oso/arbusto lo esperaba en la sala común, echado sin entusiasmo alguno y con notorio hambre, lo cual fue perfecto para Atsuki. —Gordito, necesito que vayas a los dormitorios de chicas y traigas contigo todos los almohadones, cojines y zapatillas izquierdas que encuentres. Te daré galletas como premio, ¿quieres?— Y ante el graznido, supo que la respuesta, fue un perezoso, desganado pero hambriento . Mientras Hypnos realizaba esto, él repitió la acción en el dormitorio vacío de varones y tras tres realizando locomotor, consiguió acomodar todo en un enorme círculo de cojines azules vacío en el centro -ya que allí debería estar la comida- y todos los muebles contra las paredes. Los ventanales, milagrosamente para él, permanecían con las cortinas cerradas a saber desde qué hora, tal vez por la temporada y lo frío del día, así que no puso mucho hincapié en este aspecto, más bien se concentró en colgar del techo las zapatillas.
Con lo precario de la situación, se subió a una mesa evitando mirar el suelo en todo momento y anudó por los cordones, todas las zapatillas izquierdas en la entrada, a forma de guirnaldas decorativas y luego fue hasta su cama a buscar las galletas que Marina le había regalado junto a sus zapatos nuevos. Le entregó unas seis o siete a Hypnos cuando la primer alma llegó al lugar y no, no era su beffa precisamente...